Construcción de Villa Alfonso
Construcción de Villa Alfonso
Con esa idea de buscar una tipología típica del medio rural de Fuerteventura encontré unas viviendas unifamiliares diseñadas a partir de la tipología en L con la idea de hacer una promoción al estilo tradicional de la isla. Eran unas licencias antiguas y el arquitecto original había fallecido, con lo habría que retomar la dirección de la obra con un nuevo técnico.
La idea era hacer un “reestyling” del proyecto original y llevarlo hacia la vivienda rural “de referencia”, la de Antonio “el Maravillas”, hice un trabajo previo de dibujar el reestyling que pretendía realizar para pedir el proyecto arquitectónico al nuevo técnico. También había que buscar un constructor que fuera capaz de desarrollar esta tipología al estilo tradicional.

Para levantar el edificio contraté al constructor portugués Manuel Ferreira de Araujo que estaba familiarizado con la arquitectura de la cal y los muebles encalados de su tierra natal, Portugal. Este estilo de casas encaladas, aunque con otras tipologías, también (en su modo de construcción tradicional) se realizaban en su tierra y le recordaba a la casa de su abuela, con muebles de fábrica de ladrillo, mampostería, y encalados. Lo cierto es que si bien es este constructor el que levantó el edificio, posteriormente, los encalados suponían retrasar, por su grado de detalle y realización, el ritmo habitual con respecto a las casas contemporáneas, por lo que fue el encargado de realizar la estructura y la fabrica de ladrillos, pero no los encalados y la colocación de la carpintería que como era también al estilo tradicional tardaba su tiempo en realizarse.
Para la dirección técnica de este proyecto original con “reestyling” elegí a una nueva técnico con experiencia en este municipio, la arquitecta Clara Peña. Se debía adaptar los interiores a una nueva distribución, en la que todos los dormitorios tuvieran cuarto de baño incluido para su nueva función de villa vacacional y no una casa para una familia, como había sido su concepto original.
Lo cierto es que, aunque no pensaba que fuera tan difícil, partir de una licencia preexistente es muy engorroso y limita mucho aunque la idea sea mantener sustancialmente el proyecto original.
Finalmente, el proyecto, una vez terminada la estructura, fue finalizado con artesanos de la madera, de los encalados o de la piedra, con la velocidad propia de los artesanos, muchas horas para terminar la idea del proyecto … este ha sido un proyecto terminado a velocidad lenta … en “slow mode”.
Para la carpintería tradicional conseguimos fichar a Agapito Darias, del que ya me había fijado por su trabajo en la llamada “Casa del Cuartel “ de la Oliva, especialista en carpintería tradicional. Ha realizado numerosas piezas y obras tanto a instituciones públicas de la isla como a clientes particulares amantes de su arquitectura de estilo tradicional.
Para los trabajos de encalados y piedra, fichamos a Carlillos, de La Caldereta, y a Melquiades, de El Time, artesano de amplia experiencia en obra el primero y artesano de la piedra y complemento de Carlillos el segundo.
Lo demás ha sido un poco entre todos, yo el promotor y anfitrión, que algo he aprendido a encalar y pintar. Esta casa con tanto encalado y pintado a la cal requiere mucho mantenimiento, y no me ha quedado mas remedio de aprender a realizar algunas de estas tareas. Conviene no siempre depender de un gremio para mantener cualquier cuestión que no sea algo grande sino pequeños trabajos que los puede hacer uno mismo.
Al margen de lo que era la casa típica al estilo de Fuerteventura, quedaba por resolver el asunto del espacio exterior ajardinado, la llamada zona verde pero que en este caso no iba a ser “muy verde, pues se quería hacer un “jardín seco”, un jardín de plantas xerófilas, es decir, con las especies endémicas de la isla adaptadas a su clima semidesértico y con pocas precipitaciones al año. Son plantas que aguantan muy bien la falta de agua. También tenía la idea de realizar un pequeño huerto para que nuestros clientes del agro-turismo pudieran consumir hortalizas producidas en la zona verde de esta casa. Para concebir los espacios conté con el asesoramiento de la paisajista Beatriz Barinaga, de mi ciudad natal y compañera de estudios, y con la realización de la empresa de jardinería de Ayose e Ithamar, con amplia experiencia en jardines en este tipo de villas en el Norte de la isla de Fuerteventura.
Quedaba por acometer la realización de una piscina, imprescindible para el uso de vivienda vacacional para el disfrute de nuestros clientes. Lo cierto es que no queríamos una piscina al uso convencional, y queríamos una especie de “alberca” que se integrara en el terreno. No en vano, habíamos realizado un gran esfuerzo señalizando bien los movimientos de tierra de la maquinaria para preservar una parte significativa del paisaje volcánico del Malpaís e integrarlo en la realización de los espacios exteriores en el terreno en que en que se levanta Villa Alfonso.
Con esa idea de preservar la mayor de cantidad de Malpaís posible y aunque al final solo se pudo preservar un tercio del terreno, conseguimos que tuviera una “presencia” ya que ocupaba la vista de entrada de la casa, y después con vistas a integrar esta alberca con función de piscina, habíamos preservado una rocalla, aquí en Fuerteventura le llaman “morro, que presentaba el terreno volcánico para hacer un juego de formas donde pareciera que se metía en la alberca o piscina.
La referencia clara eran las piscinas de César Manríque, donde lo volcánico parece integrarse en la piscina, y en clave de humor, y por la referencia del “Lago Martiánez “, y por su pequeña dimensión … la apodamos …”Charco Martiánez”